Los viajes a Rumania constituyen un destino vacacional inmejorable, debido a las riquezas culturales, la hospitalidad de su gente y la naturaleza generosa.
Una de las regiones más visitadas es Transilvania, con sus castillos y la campiña, sin olvidar las leyendas sobre el temido Vlad. También ofrece sus festivales populares, con esculturas de madera y objetos de cerámica.
Entre las atracciones que podemos elegir esquiar en las montañas, o tomar sol en la costa del Mar Negro, que se parece mucho a la mediterránea, sus valles con cursos de aguas cristalinas, o las riveras del Danubio, en cuyo delta pueden apreciarse diversas especies de aves en peligro de extinción.
Encaramado sobre una alta roca y rodeado de un aura de misterio y leyenda, el Castillo de Bran debe su fama a la imaginación de Bram Stocker, que lo designó como hogar del mítico Drácula.
Si bien el escritor se inspiró en la vida de Vlad Tepes para crear el personaje y su castillo, la verdad es que ni Vlad ni Drácula jamás vivieron aquí.
En la actualidad el mito continúa y atrae a visitantes de todo el mundo que desean continuar la leyenda del Conde Drácula. El castillo en realidad alberga un museo donde se exhiben piezas de arte y muebles de la reina María de Rumania.
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