sâmbătă, 25 iunie 2011

Conoce Rumanía

Es imposible describir Rumania en una frase. Cada afirmación tiene que ser acompañada de un “pero”, destinado a matizar una personalidad que tiene numerosos aspectos. Unos aspectos que siguen sorprendiendo incluso a sus habitantes. Los Cárpatos, el Mar Negro, el Delta del Danubio, los monasterios del norte de Moldavia, las tradiciones milenarias de la región de Maramures, La Transilvania con la leyenda de Drácula, los vinos famosos, la cocina tradicional y, sobre todo, la hospitalidad de sus habitantes, todo esto significa Rumania. Un país en el que uno se puede relajar en el litoral, puede subir a la soledad de las montaña o bajar a cavernas profundas, puede explorar el Delta del Danubio, o descansar en una hacienda tradicional, gozando del sabor de las comidas y deleitándose con los vinos de aromas únicos.
Rumania es una isla de latinidad en el sureste de Europa. Su lengua oficial es el rumano (de origen latino) y tiene una población cercana a los 22.000.000 millones de habitantes, de los cuales, aproximadamente, 2.500.000 viven en Bucarest. La moneda es el LEU (en plural LEI) y utilizan el sistema métrico decimal.
Rumania disfruta de un clima templado-continental. En verano las temperaturas varían entre los 22 y 24º C. y se pueden alcanzar los 38º C. En invierno la temperatura media es de -3ºC, pudiendo llegar a los -30ºC.
La mayoría de la población es cristiano ortodoxa, más de 85%, aunque también hay grupos minoritarios que profesan otras religiones como greco-católicos, romano-católicos, protestantes, musulmanes, judíos.
Historia

Los comienzos de la historia de Rumanía han sido atestiguados arqueológicamente hace aproximadamente 600.000 años. La más bella cerámica neolítica descubierta en Rumanía, la cerámica de Cucuteni (departamento de Iasi), se encuentra en el Museo del Palacio de la Cultura de Iasi, y las estatuillas “El pensador y su mujer” pertenecientes al período neolítico han sido descubiertas en Hamangia (departamento de Constanta) y se encuentran en el Museo Nacional de Historia y Arqueología de Constanta.

 
 
Los dacios, los primeros habitantes de estos parajes son considerados por el padre de la historia, Herodoto, como “los más valientes y correctos de los Tracos”. Entre los reyes geto-dacios, se impone la personalidad de Burebista (aprox. 70 a. de C. - aprox. 44 a. de. C.) que unió bajo su mando los territorios de los Cárpatos, Nistru y Balcanes.
A principios del primer milenio, Dacia se convierte en un estado fuerte en el sudeste de Europa cuya capital, Sarmisegetusa Regia, está protegida por otras siete ciudadelas.
Sus muros construidos según la técnica “murus Dacicus”, forman parte de un sistema complejo de fortificaciones que pueden ser observadas en la cercanía de la ciudad de Hateg.

Naturaleza
Montañas
Los Cárpatos Orientales se desarrollan desde la frontera denoreste del país hasta el valle del río de Prahova, formando la más larga cadena de montañas volcánicas de Europa. Esta primera sierra del eslabón de la cadena carpática abarca los macizos Oas, Gutâi, Tibles, Calimani, Harghita, Bodoc, Baraolt, las estaciones más importantes son Durau, Vatra Dornei y Borsa. Los Cárpatos Orientales alcanzan su mayor altitud en el Pico Pietrosu (2303 m) en las Montañas de Rodna.
Los Cárpatos Meridionales continúan la cadena de montañas hasta el paso de Timis-Cerna, siendo los más altos de la montañas de Rumanía. La altitud máxima la alcanza el Pico Moldoveanu (2544 m) de las montañas de Fagaras, otros picos que también superan los 2500 m son: Negoiu, Parângu Mare, Peleaga, Omu.
Los Cárpatos Occidentales están formados por un mosaico de rocas: sedimentarias, cristalinas y eruptivas e incluyen las Montañas de Apuseni y las Montañas de Banat. Los picos de éstas no alcanzan altitudes superiores a 1850 m, siendo el más alto el Pico Curcubuta Mare en las Montañas de Bihor. Aunque tienen altitudes menores, los Cárpatos Occidentales son también muy pintorescos.

El Delta del Danubio

Después de 2.800 kilómetros atravesando ocho países europeos, desde su nacimiento en las montañas de la Selva Negra, el Danubio acaba su viaje, listo para unir sus aguas con las del Mar Negro. Pero este fin de trayecto es en realidad sólo el inicio del paraíso. Un paraíso natural, salvaje, no alterado: el Delta del Danubio.

Es un fin del mundo original y único. Agua y tierra en una lucha eterna, selvas pobladas por millares de especies de entre las más raras, dunas marinas en una permanente metamorfosis. La génesis del Delta del Danubio empezó hace mil años y continúa todavía. Sin embargo, está revigorizándose e innovándose permanentemente. No es algo accidental el hecho de que el Delta del Danubio sea considerado la más joven región de Europa.


El tercer delta de Europa y el número 22 del mundo, desde el punto de vista del tamaño, el Delta del Danubio ocupa una superficie de 4.178 Km..2, y aproximadamente el 80% de ésta se halla en el territorio rumano. Visto desde los Dealurile Tulcei (las Colinas de Tulcea), el Delta del Danubio aparece como una inmensa superficie de vegetación que contiene hilos plateados. Y, si miramos desde lo alto, podríamos observar la forma de un triángulo equilátero, exactamente la forma de la letra griega de la cual tomó su nombre.
El Delta del Danubio conoció una evolución que está en estrecha relación con los tres brazos por los cuales el Danubio se derrama al mar: Chilia, Sulina, Sfântul Gheorghe. En el lugar en que se produce la primera bifurcación de los brazos, el caudal medio del río es de aproximadamente 6.300 metros cúbicos por segundo, lo que significa que en dos minutos afluye una cantidad de agua suficiente para el abastecimiento diario de una ciudad de más de 1.000.000 habitantes.


Mar Negro





 

El tercer mar en superficie en Europa, después del Mar Mediterráneo y el Mar del Norte, es el Mar Negro, que baña con sus olas la tierra firme sureste de Rumania. Se puede decir que aquí comienza el mar. O que aquí acaba.
 
Han pasado más de 2 500 años desde que los griegos de Mileto, durante sus viajes por el mar, llegaron atraídos por el abrigo ofrecido por el golfo del Mar Negro, conocido por aquel entonces bajo el nombre de Pontus Euxinus. Calentado por el sol durante cada verano, ese mismo Mar Negro sigue atrayendo hoy en día a visitantes que vienen de todos los países, unidos por el mismo sentimiento: el amor al mar.
En su totalidad, el litoral rumano del Mar Negro tiene una longitud de 245 Km. (153 millas) y se extiende entre el brazo de Chilia del Danubio, en la parte norte, hasta la frontera con Bulgaria, en el sur. Está dividido en dos grandes sectores: el del norte, con relieve característico de delta, cordones litorales y lagunas (entre Mususra y el cabo de Midia) y el del sur con litoral elevado, dominado por los acantilados, los golfos y los promontorios (entre el cabo de Chilia y la localidad de Vama Veche)

Gastronomía


La cocina rumana es una expresión geográfico-histórica conferida por la diversidad de las frutas de su tierra, así como por las vecindades y colonizaciones de poblaciones de otro etnia; en este sentido cabe mencionar a la zona de Transilvania, que destaca por sabrosas huellas de aromas y colores. Rumanía cuenta con llanuras, colinas, montañas, lagos, costa al Mar Negro o el maravilloso Delta del Danubio. Todo ello significa distintos tipos de frutos de la tierra y variados animales: trigo y maíz, centeno y giraflor, ganado, ovejas y cerdos, gallinas y pavos, pescado de agua dulce y salada, una caza rica. Completa el marco un sinfín de legumbres: guisantes, frijoles, lentejas, patatas, col, coliflor, tomates, berenjenas, pimientos, cebolla, ajo, puerro, zanahoria, remolacha, perejil, apio, espinaca, pepinos, calabacines, hinojo... Rumanía es también un país de frutas: manzanas, peras, ciruelas, nueces, membrillos, cerezas, albaricoques, melocotones, sandías y melones. Un destacado lugar lo ocupan la uva y los viñedos, la tierra y el clima, ofreciendo favorables condiciones para su cultivo.
Semejante cuerno de la abundancia regalado por Dios ha engendrado, como es natural, un cocina de gran diversidad, con aromas específicos de cada región e incluso de cada localidad.
País cristiano, en su mayor parte ortodoxo, Rumanía ha reflejado este rasgo también en la gastronomía. Las fiestas religiosas han impuesto periodos de ayuno, más largos o más breves, con comidas específicas, pero también con dispensas de comidas abundantes. En el calendario con cuatro estaciones hay dos puntos de referencia importantes en invierno y en primavera: las fiestas de Navidad y del Año Nuevo y las Pascuas.

El ritual de la matanza del cerdo, alrededor del 20 de diciembre, pues en vísperas de la Navidad, es particularmente pintoresco en las aldeas rumanas. Ocurre lo que en vario sitios se llama “la comida funeral del cerdo”, los participantes en la matanza del mismo siendo los primeros que gustan la carne de la que se prepararán numerosos productos. Las amas de casa preparan para sus huéspedes de la Navidad y la Noche Buena chorizos y fiambre con gelatina, morcilla y embutidos de órganos y sangre de cerdo, jamón y tocino ahumados, así como las acostumbras “sarmale” (col rellena de carne picada y arroz).

Los vinos rumanos

Un viejo refrán reza que “en la mesa del rumano el vino es el novio y la comida es la novia”... Su compatibilidad es un ejercicio, que significa un arte sutil, los tradicionales productos gastronómicos pudiendo entrar en el escenario sólo acompañados de un vino adecuado.
Desde tiempos remotos, los viñedos existían en todo el territorio rumano. Sus raíces no pudieron ser arrancas ni a raíz de una drástica decisión del rey dacio Burebista con el fin de frenar los deseos de las naciones rapaces, o para tener despierta la vigilancia de sus gentes. Prueba de la existencia de esos viñedos son las antiguas navajas dacias, los tinos, las estrujadoras de uvas, los pocillos, de barro para conservar el vino, así como importantes rituales dedicados a la vendimia y al vino

Y si los vinos Riesling Italiano, Aligote, Cabernet Sauvignon o Merlot se encuentran en cualquier viñedo del mundo, en nuestro país hay algunas variedades autóctonas de gran valor. Al hablar de Moldavia, uno piensa en Cotnari. La leyenda reza que el famoso viñedo de allí fue creado por el vaivoda Esteban el Grande, uno de los más importantes príncipes rumanos, siendo una de las mayores bodegas de Europa en aquel entonces. De aquellos tiempos data una de las más famosas variedades de vinos rumanos, Grasa de Cotnari, que –según escribía el vaivoda-erudito Dimitrie Cantemir- “es más noble y mejor que otros vinos rumanos, e incluso mejor que el Tokay... Tiene un color diferente de otro vinos, es verdoso, y con el paso del tiempo se vuelve verdusco”.


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