vineri, 23 septembrie 2011

Tulcea




Gracias a su posición pintoresca -la ciudad fue construida en un impresionante amfiteatro natural de cara al Danubio- encantó a todos los viajeros que pisaron estas tierras a lo largo de los siglos. Entre estos viajeros, en 1853 Boucher de Parhes, el padre de la arqueologia paleolítica afirmaba lo siguiente: "En la parte izquierda, en una colina, aparece otra vista, más precisamente la más bella de todas. Se trata de un "ejército" de molinos de viento que se mueven uno más rápido que el otro."

Hoy en día, no solamente en Tulcea, sino en toda la región de Dobrogea, los molinos de viento son algo raro. Los viajeros quedan impresionados por la forma de caminar de los lugareños, por el color azul de sus ojos, por las aves, por los peces y los barcos que abundan en la zona. Pero, sin embargo, el acantillado es el corazón de la ciudad. Todas las calles de las siete colinas de la ciudad dan al acantillado, al igual que los riachuelos apurados a unirse a las aguas del Danubio. En el puerto, considerado como "la puerta del Danubio" empiezan y terminan travesias inolvidables en el mundo de las aves y de los peces, en el mundo de los bosques de sauces y de caña, de los canales y de los lagos. Antes de salir, una visita al Museo del Delta que deja impresionado al viajero por sus secciones de historia, arqueologia, ciencias naturales arte y etnografia es imprescindible .


Iron Gates Danube

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