
Un lugar de contrastes y de paradojas...
...una ciudad situada en una llanura que parece sin fin, la ciudad de Bucarest abarca más ciudades que viven ignorándose mutuamente. Palacios antiguos que recuerdan la fastuosidad de los tiempos pasados se encuentran junto a unos edificios de acero y vidrio, parques con árboles viejos como el mundo están alejados de los caminos aglomerados. Los albergues antiguos reciben con hospitalidad a sus clientes, mostrando el esplendor moderno de los restaurantes que tienen más estrellas que el firmamento…
La leyenda dice que, hace muchos siglos, un pastor que se llamaba Bucur, fundó la ciudad. Pero una historia aún más antigua habla del mito del rey gético Dromichaites y de „orasul bucuriei” (la ciudad de la alegría) que había construido en el lugar del Bucarest actual.
Durante la época de la Edad Media, la historia de la ciudad estuvo dominada por la figura del vaivoda Vlad Dracula Tepes. Este vaivoda mudó la residencia de los príncipes rumanos de Târgoviste a Bucarest. Asimismo, el 20 de septiembre de 1459, emitió el acta que constituye la primera prueba documental de la ciudad que se llamaba Bucarest. En la segunda mitad del siglo XVII, durante el reinado de Gheorghe Ghica, la ciudad de Bucarest se convierte en la capital de Valaquia – uno de los tres principados rumanos de aquella época.
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