Hay sitios que permanecerían en el anonimato sino fuera por la literatura. ¿Quién conocería Transilvania si el Conde Drácula no hubiera vivido en ella?
Gracias a la novela de Bram Stoker, esta región de Rumania se ha vuelto famosa y por esa misma razón numerosos turistas ansiosos de ver el lugar en el que vivió el personaje compran un boleto para llegar a ella.
Pero como suele suceder en estos casos, muchas de las novelas se han inspirado en la realidad y eso es lo que sucede con Drácula, que ha cobrado vida a partir del Castillo Bran, ubicado en el distrito de Brasov.
Más conocido como el Castillo de Drácula, se trata de una mole antiquísima que fue construida en el año 1378 y emplazada sobre una colina de roca. Enorme y temerario, la estructura cuenta con cuatro torres y está rodeada por un muro. Por dentro, conviven 57 habitaciones –algunas de ellas conectadas a calabozos- y uno de esos horrorosos pasadizos secretos que conducen a un altillo donde se encuentra un sarcófago a partir del cual nació la leyenda del vampiro inspirada en Vlad el Empalador quien presuntamente vivió allí durante algunos días aunque no hay evidencias.
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