duminică, 10 iunie 2012

Norte de Rumania-Bucovina


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Localizada en el borde norte de Rumania encontramos la región de Bucovina, parte de la antigua provincia de Moldavia, una región montañosa cuyos picos y bosques de haya y pino, abrigan inclinados valles. Durante un corto período de tiempo, entre 1522 y 1547, se extendió la construcción de iglesias, con frescos de una liberalidad y magnificencia inigualadas en ningún otro lugar. La pintura de murales religiosos se practicó extensamente en la iglesia ortodoxa para poderse mostrar a los fieles durante los días de festividades religiosas, pero es aquí, en Rumania donde este arte alcanzo su máxima expresión. Los monasterios pintados están recubiertos por el interior y por el exterior de frescos minuciosamente detallados cuyos colores aun se mantienen vivos y fuertes. Se han comparado con las alfombras persas o con joyas engarzadas en hierba y flores dentro de austeros recintos. Estos frescos han sobrevivido hasta hoy, aún a pesar del paso de los años, de guerras y de invasiones, del vandalismo por ideas y religiones rivales.

Durante siglos Rumania ha sido el centinela y primer puesto avanzado contra las hordas asiáticas que han barrido Europa. Desde la retirada de los romanos de Dacia en el 271 d.c, los conquistadores bárbaros cruzaron las estepas para realizar incursiones sobre Roma y Bizancio. Ningún gobierno unificado consiguió alzarse durante ese tiempo por encima de la anarquía. Mientras las invasiones Tártaras y Cumanas se sucedían sin cesar, dos reinos empezaron a tomar forma durante el siglo XIII: Moldavia y Valaquia. Dos reinos desiguales que se alzaron bajo el mando de sus líderes, que luchaban entre ellos o bien contra las hordas invasoras. Los habitantes de estos reinos se mantuvieron como agricultores y pastores, que en tiempos de guerra se refugiaban en las montañas para regresar a los llanos cuando volvía la paz.


Tras la caída de Constantinopla en 1453, el Imperio Otomano cruzó estas tierras hasta llegar a las puertas de Viena en 1683. Patriotismo y fe en su religión llevaron al líder de Moldavia, Esteban el Grande, a resistir las mareas islámicas durante su largo y glorioso reinado (1457-1504), pero tras su muerte la decadencia cayó en Moldavia, con intrigas y reclamaciones territoriales por parte de Polonia, Hungría, Austria y Turquía. En el verano del año 1538, Sulimán El Magnífico arrasó Moldavia en su camino hacia Hungría, y en 1541 instaló en el tronó al hijo de Esteban, Petru Rares. Durante el resto de siglo Moldavia sufrió en manos de gobernadores marionetas del imperio Otomano, quienes compraban sus derechos al trono. Aún así, mantuvo un grado de independencia que ayudó a alimentar el arte, llevando a una mezcla de arte bizantino, gótico y influencias italianas.

Bucovina es una región de lluvias continuas durante la primavera y el otoño, una tierra azotada por las ventiscas invernales. Los vientos violentos procedentes de las estepas han dañado el lado norte de las iglesias durante siglos, aún así, los frescos externos se preservan admirablemente bien. Durante un tiempo se pensó que esta permanencia era debida a su coloración, ya que los pigmentos de las plantas se mezclaban con yema de huevo, que al ser grasa les dota de cierta impermeabilidad. Estudios recientes han demostrado que los ricos colores usados son en verdad combinaciones armoniosas de unos pocos tonos derivados de pigmentos minerales. Ocre rojo extraído de las arcillas del óxido de hierro, rojo del óxido del plomo, azul del carbonato de cobre inestable y del Voronet del lapislázuli, verde del carbonato de cobre y amarillo ocre de las arcillas ricas en óxido hidratado de hierro. Estos pigmentos se mezclaban con el hollín negro del humo o el carbón de leña para contrarrestar la acción del dibujo en yeso. Se han identificado otras substancias, como vinagre, huevos, miel, etc. Se usaba la técnica clásica del fresco, pintando cerca de unos 4 metros cuadrados o más por día de trabajo. Los detalles eran añadidos al seco, en particular las caras y las inscripciones, algunas veces se agregaban hojas de oro.

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