Bucovina -la provincia nodéstica de Rumanía-, está renomida por sus maravillosas frescas exteriores de las murallas de sus monasterios. Estos monasterios, cumbres del arte con influencias bizantinas, reflejan el desarrollo de la civilización de Moldova en los siglos XV y XVI, bajo el reino de Stefan cel Mare (1457-1504).
Moldova sigue teniendo grandes superficies de colinas y bosques donde puede descubir cosas poco conocidas pero extraordinarias. Un ejemplo en este sentido es Târgu Neamt. Si tiene suerte, puede mismo ver cimbros, una especie en vía de desaparición reintroducida en una reservación natural.
Hay numerosos trayectos marcados para paseos, campings, y en las ciudades hay grandes hoteles confortables. Los vinos de Moldova son renomidos desde hace cinco siglos. Algunas viñas pueden visitarse.
Éstas antiguas capitales le encantarán y le harán transcurrir cuánto más itinerarios de Bucovina. En Iasi, antigua ciudad importante de la intelectualidad rumana se halla la más antigua universidad del país.
Muchas casas de los célebres escritores rumanos están aquí, transformadas en casas memoriales. El más renomido monumento de la ciudad es la iglesia Trei Ierarhi (Tres Jerarques) que data de 1639. En Suceava, ciudad que tiene correspondencias aéreas y ferroviarias directas con Bucarest, merece visitar las ruinas de la fortaleza de Stefan cel Mare, halladas en las alturas de las cercanías de la ciudad.
No olviden probar en los restaurantes las especialidades culinarias moldavas. La cocina moldava y los vinos locales son muy apreciados.
Desde esta ciudad se puede llegar a muchísimos monasterios y fortalezas que merecen una visita.
El monasterio Agapia, datando del siglo XVIII se alza, blanca y resplandeciente como un templo griego. El monasterio Neamt es el más antiguo monasterio de Moldova y Cetatea Neamtului (La fortaleza de Neamt) fue un punto-llave para la defensa de la zona. Un poco más al oeste está el monte Durau y la estación de esquí con el mismo nombre.
La monumental escena del asedio de Constantinopla de los muros de la iglesia del monasterio de Moldovita fue realizado en matices fuertes de rojo, azul, amarillo y marrón.
Al interior de la iglesia hay todavía piezas de muebles del siglo XVI, incluso el trono del príncipe Petru Rares. Hay también una estátua de éste príncipe que construyó el monasterio de Moldovita.